Tierra de Breogán
A pesar de que mis divagaciones se van alejando cada vez más de la gestión de emergencias, no podía continuar escribiendo el blog sin hacer una referencia al tremendo Accidente de tren de Santiago de Compostela.
Sin embargo, la certeza de que debía tratar este accidente para poder seguir adelante, me ha mantenido en silencio debido al pudor que producía y me sigue produciendo. Sinceramente, me parecía una frivolidad poder realizar un análisis de la gestión de la emergencia cuando aún resuena el impacto y el dolor de la sinrazón de este accidente.
Una tragedia que me traía a la memoria mis viajes de juventud en tren a Santiago, madrugadas de inviernos fríos y húmedos, cuando camino de la universidad tenía que pasar todo el trayecto dando saltitos en el compartimiento para poder soportar el tremendo frío que pasaba a pesar de ir forrada con 3 capas de ropa. Trenes en los que fallaba la calefacción continuamente y que ni soñaban en poder alcanzar algún día los 200 kms. de los actuales.
Y por ellas y ellos doblan las campanas
En primer lugar mi dolor para con las víctimas y sus familias. Llegué caminando a la plaza del Obradoiro el pasado 7 de agosto y me vi sorprendida con el homenaje que espontáneamente cientos de peregrinos habían ido dejando en las puertas de la catedral. Cientos de Compostelas y bordones de personas de todo el mundo acompañaban a otros cientos de velas encendidas en su recuerdo. Dejar la Compostela, documento que certifica que has hecho el camino de Santiago y que a la mayoría de peregrinos nos llena de honra, o el bordón que te ha acompañado tantas jornadas, me parecía un detalle impresionante y lleno de sentimiento.
En ese momento se acercó un operario de limpieza con su carrito, se santiguó y cuando vio que me sorprendía me dijo: «Da mucho palo, pero me han ordenado que lo retire todo. A ver como reacciona la gente…» y comenzó a quitar todo el altar espontáneo que se había ido formando. Un vecino se me acercó y me dijo que era bueno que lo quitaran ya, que los que habían querido despedirse ya lo habían hecho y que lo único que hacía era recordarles continuamente la tragedia ya que el que más y el que menos todos tenían algún conocido que se había visto afectado por la tragedia…./…
Mientras el operario terminaba de quitarlo todo, en el lado opuesto de la plaza, bajo las arcadas del Ayuntamiento, la tuna de la Universidad daba un recital. La plaza del Obradoiro, donde en un mismo lugar se juntan todos los poderes: la iglesia, el poder civil representado en el ayuntamiento, la universidad y la antigua hospedería, escenificaba el discurrir de la vida con sus tristezas y sus alegrías.
El futuro es ya
Muchas cosas me han llamado la atención desde el punto de vista de la gestión de emergencia y como a mí creo que a muchos, tanto profesionales de la seguridad como público en general. Mencionaré telegráficamente sólo algunas, porque creo que aún queda información para terminar de sorprendernos.
La primera de ellas fue la portavocía política y la falta de portavocía profesional. Una vez más, el efecto Giuliani ha funcionado, el ponerse al frente de una tragedia y trasladar una imagen de asunción de la gestión, catapulta al político o política que es capaz de transmitirlo. Y en este momento me viene a la memoria pero no me apetece referirme a los famosos «hilillos como de plastilina» que salían del Prestige. Pero la ministra de Fomento asumió esa portavocía y ha salido reforzada. Aunque personalmente me hubiera gustado por una vez oir la valoración «política» de la tragedia realizada por políticos, pero también la información técnica de la propia gestión de la catástrofe realizada por el Director o mejor Responsable Técnico de la Emergencia. A mi modesto entender asignatura pendiente.
A los pocos días, desde un prestigioso medio de comunicación ya surgieron las críticas a la gestión de la emergencia realizada por el Centro de Coordinación. Que si no habían despegado los helicópteros, que el tiempo que habían tardado los recursos, que si no se estableció el Puesto de Mando en el lugar (bueno a este respecto se sigue confundiendo un camión con un verdadero Puesto de mando o lugar de coordinación de recursos), que si las comunicaciones entre los bomberos (recordemos la realidad de Galicia con el modelo mixto de bomberos profesionales funcionarios de ayuntamientos y bomberos de sociedades privadas), que si el Centro de Coordinación de llamadas 1-1-2 y la activación del Platerga con falta de comunicación a los responsables, que si no se contó con bomberos de Coruña, Pontevedra, etc. Muchos de estas situaciones, claves en la coordinación de los recursos, desgraciadamente y sin ofender a nadie ni ser una pitonisa, creo que serían reproducibles en la mayoría de las Comunidades si se produjera una situación como esta. Y no hay que olvidar que en Santiago en aquellos momentos se contaba ya con un despliegue importante de recursos de todo tipo para la propia festividad del Santo.
Algunas de las claves de una buena coordinación como pueden ser: la integración de comunicaciones y mallas planificadas para respuesta y coordinación en catástrofes; planes de contingencia en centros de coordinación que resulten en refuerzos y respuestas en tiempos mínimos; formación común en mando y control de todos los integrantes de los servicios de emergencia y especialmente los bomberos; conocimiento de las funciones y responsabilidades de los responsables políticos en la gestión de catástrofes y el sistema de gestión de emergencias, etc. debieran ser algunos de los ejes centrales de desarrollo, independientemente de la organización del Sistema de Protección Civil que se haya adoptado. Bajo mi opinión siguen siendo tareas pendientes para el conjunto del Sistema Español de Protección Civil.
Lo que quisiera dejar bien claro es que, en mi opinión, en Santiago se dió una respuesta magnífica por todos los participantes en la emergencia, eso sí desde la clave de la autorganización en el lugar. Y esto a los profesionales de emergencias debiera hacerles reflexionar.
A destacar la respuesta ejemplar de los vecinos de Angrois, de los ciudadanos de Santiago, de los profesionales de todos los servicios de urgencia y emergencias y del pueblo gallego en general. Tierra de Breogán.
El factor humano
Nos hemos hinchado de conocer sistemas de seguridad ferroviaria, señales, balizas y opiniones sobre cual debe ser el mejor y cual debía de esta instalado; de ver como los gestores de las infraestructuras escurrían el bulto responsabilizando a los técnicos de la seguridad; de ver como con buena lógica, el juez solicitaba la delimitización de responsabilidades en la gestión de la seguridad en estas infraestructuras y como se está poniendo el ventilador ante esta demanda, el amago de buscar responsabilidades políticas sobre las infraestructuras, etc.
Todo ello llega tarde para los heridos y fallecidos en Santiago, aunque debiera de llegar a tiempo para evitar que se repita una situación de este tipo. Pero quizás lo que diferencia este accidente del del Metro de Valencia, por ejemplo, es que el conductor está vivo. No va a ser tan fácil cargar la culpa sobre él y no depurar responsabilidades. Porque lo que está claro es que el accidente es fruto en última instancia de un error humano, pero también está claro que jamás debieran de haberse dado las condiciones para que éste se produjera.
En la curva de Angrois había una única señal 300 metros antes de la curva que sólo indicaba que en ese punto se cambia de tramo de velocidad. No había las señales de aviso de velocidad limitada y otra de preaviso de velocidad limitada que debían de haberla acompañado. Y no estaban porque la linea se diseñó para funcionar con el sistema de seguridad ERTMS que además de evitar accidentes, es el sistema que proporciona la señalización en pantalla al maquinista. La información es de que no había ninguna señal ni física ni electrónica que indicase al maquinista donde debía comenzar a frenar.
Y sí, el conductor es responsable del accidente, pero por favor antes de juzgar oir la llamada que realizó desde la cabina al Centro de Control de ADIF una vez producido el descarrilamiento. Cinco minutos espeluznantes. En el siguiente enlace: