La isla bajo el mar: y ahora el cólera
«Golpeo el suelo con las plantas de los pies y la vida me sube por las piernas, me recorre el esqueleto, se apodera de mí, me quita la desazón y me endulza la memoria. El mundo se estremece. El ritmo nace en la isla bajo el mar, sacude la tierra, me atraviesa como un relámpago y se va al cielo llevándose mis pesares.» Así escribía Isabel Allende en su novela «la isla bajo el mar», la historia de Zarité, reflejo de la de Haití y su tránsito hacia la libertad.
Recuerdo el libro cuando se acaba de difundir que Haití sufre un brote de cólera. Confirmado por su presidente, el brote diarreico, provocado por la bacteria del cólera, afecta a más de 1.500 personas y ha causado la muerte de 150 personas. Curiosamente se ha declarado en regiones del norte que no fueron sacudidas por el terremoto del pasado 12 de enero, pero dónde sí se han reubicado centenares de desplazados por el mismo.
Aunque en Haití el cólera no es endémico y no se había dado un brote desde hace más de un siglo, el brote ha sido provocado por las condiciones higiénicas del agua y la contaminación debida a las heces de los contaminados o falta de salubridad. Los síntomas son diarreas, fiebre alta, vómitos y deshidratación severa que puede provocar la muerte.
La situación del cólera cada vez se está agravando más debido a la poca asistencia médica que pueden ofrecer los diferentes centros asistenciales del país. El ministro haitiano de Salud sostuvo que el tipo de cólera que se presenta es una cepa 01, considerada una de las más letales.
La subsecretaria general para asuntos humanitarios y coordinadora adjunta de emergencia de la ONU, Catherine Bragg ha dicho que «ya se han movilizado equipos médicos, medicamentos, hospitales locales, 10.000 cajas con pastillas para purificar el agua y 2.500 bidones, y un igual número de cubos y botiquines sanitarios».
Haití continua inmerso en la carrera electoral, mientras tanto al perro flaco, todo son pulgas. No nos olvidemos de Haití,que no sea sólo: fuimos, vinimos y qué bien lo hicimos.
«Baila, baila, Zarité, porque esclavo que baila es libre…mientras baila.»