Europa = Vergüenza
«Es un infierno sobre la arena: los hombres allí sobreviven bajo tiendas de fortuna y chozas de paja que ofrecen una miserable protección contra la arena y el viento. Para coronar todo ello, no hay agua potable, sino el agua salobre extraída de agujeros cavados en la arena«. Así describió Robert Capa el campo de refugiados de Argéles-sur-Mer dónde estaban encerrados más de 80.000 republicanos españoles cuando lo visitó en marzo de 1939.
Unos 550.000 republicanos españoles cruzaron la frontera huyendo de la guerra antes de abril de 1939 para terminar presos en Francia, la de la solidarité et egalité, en condiciones infrahumanas.
El 12 de noviembre de 1938 el gobierno francés de Daladier promulgó un Decreto Ley en el que mencionaba a los «extranjeros indeseables» o sea los españoles, y proponía la expulsión de todos ellos. El 5 de febrero de 1939 y presionado por la opinión pública permitió finalmente la entrada en masa de los huidos por la frontera que hasta entonces había mantenido oficialmente cerrada. Pero ante la avalancha, tal y como relata «todoslosrostros» «el gobierno francés separó a los hombres de las mujeres y a los oficiales de la tropa. Todos fueron maltratados, mal alimentados y concentrados en zonas descampadas y alambradas tal como si fueran prisiones al aire libre, vigiladas por soldados coloniales marroquíes y senegaleses y disfrazadas o maquilladas como “campos de internamiento para refugiados” distribuidos por todo el país.»
Ante estas condiciones y tras un mensaje «conciliador» de Franco, al menos la mitad regresaron a España. Muchos pagarían con su vida su vuelta, muchos serían encarcelados y todos ellos pasarían por interrogatorios y penurias.
Los republicanos creyeron que entraban en territorio amigo y fueron tratados como ganado, aún siendo civiles o soldados regulares de un gobierno democrático reconocido internacionalmente. Toda Francia se convirtió en una inmensa prisión para los republicanos antifranquistas.
La dirigente anarquista Federica Montseny (primera mujer ministro en la historia de España, una década antes de que las hubiese en Francia), que cruzó la frontera francesa a pie la noche del 27 al 28 de enero de 1939 pese a disponer de pasaporte diplomático, escribiría en su libro Pasión y muerte de los españoles en Francia: «la suma de hostilidad e indiferencia aportadas por quienes representaban a la nación francesa en aquellos momentos, agravando la situación de los vencidos y haciendo de nosotros un rebaño de parias, una inmensa legión de esclavos sin ninguno de los derechos reconocidos por el Estatuto Internacional del Derecho de Asilo a los refugiados políticos y por todas las leyes que regulan universalmente la suerte de los prisioneros de guerra«.
Se acaban de cumplir 77 años de estos hechos, ayer los líderes de 28 países de Europa y el Gobierno turco acordaron que Europa devolverá a Turquía a todos los «nuevos» migrantes y solicitantes de asilo que lleguen a las islas griegas (más del 80% de los que entran a la UE) y, «por cada sirio readmitido» por Turquía se realojará a cambio «a otro sirio desde Turquía a la Unión».
El acuerdo contempla una cifra de 160.000 personas absolutamente ridícula en comparación con los 2,6 millones de sirios que han huido a Turquía, los 1,5 millones huidos a Líbano o los 1,4 millones que han recalado en Jordania según informa el Diario. La solución europea es vaciar Grecia, que no puede asumir la respuesta a esta oleada, a cambio de pagar a Turquía.
Ahora mismo más de 15.000 refugiados reviven las condiciones de Argeles-sur-mer en el campamento de Idomeni, en el paso fronterizo de Grecia a Macedonia. La zona es un lodazal bajo un temporal de frío y lluvia. Los gobiernos Europeos para ver como deshacerse de los refugiados en vez de cerrar un trato con Turquía (que por otra parte ya ha reiniciado su histórica guerra contra los kurdos y tomado al asalto el principal periódico opositor) deberían haber puesto ya en marcha un plan de rescate, sólo con aplicar los mínimos principios humanitarios.
Aunque queden detalles a pulir esto supone que la Unión Europea devolverá a personas que tienen derecho a ejercer una petición de asilo sin siquiera permitirles solicitarlo. Están triunfando las ideas xenófobas y racistas de varios países de Europa del Este y convirtiendo a Europa no en la vieja Europa sino en un lugar insoportable donde vivir, sin solidaridad, sin humanidad.
Me siento avergonzada y profundamente indignada. Estoy harta de oír hablar de emigrantes irregulares, cuando sólo veo a personas huyendo de la guerra y buscando en primer lugar seguridad para sus vidas y las de sus familias. Y sobretodo a personas y no a fichas de un tablero. Mientras tanto Siria se desangra en una guerra sin fin y el dictador Bashar al-Ásad continúa al frente del País.
La gestión de la crisis de los refugiados es un ejemplo más de en qué se está convirtiendo Europa. ¿Unión de paises? Vergüenza es lo que es. ¿Son nuestros líderes o somos nosotros, la ciudadanía? Reaccionemos.